martes, 25 de febrero de 2020

PROPUESTA DE COMENTARIO DE TEXTO


1.    La tierra y la cuestión social.

El pueblo gime en la misma servidumbre que antes, la libertad no ha penetrado en su hogar, su mísera suerte no ha cambiado en lo más mínimo, como no sea para empeorar (…), el régimen liberal ha hecho bancarrota. ¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la “Gaceta”, creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz en el cerebro y en el estómago; en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura, que la haga producir doble que al presente y disminuya el precio de las subsistencias, y, mediante la difusión de la propiedad territorial, elevando a los braceros a la condición de terratenientes. Se contentaron con la sombra, olvidando la verdadera sustancia de la libertad y su verdadera garantía, que se hallan en la escuela y en la despensa; y el fracaso era inevitable. No vieron que la libertad sin garbanzos no es libertad. No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y, por tanto, que el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede ir a donde quiere; no puede hacer lo que quiere, no puede pensar como quiere; no puede el día de las elecciones votar a quien quiere; no reflexionaron que el que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que ir conducido por un lazarillo a donde el lazarillo quiere llevarle, que raras veces es a donde el ciego le conviene, que casi siempre es donde le conviene al lazarillo (…) Esto lo vieron claramente los hombres de Estado de 1873, preocupándose tanto como de la reforma política, de la reforma social cuando todavía podía ser sazón de que fructificase pacífica y evolutivamente, sin los grandes trastornos y conmoción que ahora nos amenazan y que empiezan a alarmar a todos los partidos (…)
COSTA, J.: La tierra y la cuestión social. Madrid, 1902


Clasificación.- Son algunos fragmentos de un ensayo, por lo que estamos ante un texto histórico circunstancial, literario o narrativo, de carácter público y gran contenido social, ya que sus destinatarios son las personas afectadas por los principales problemas de un país gobernado por las oligarquías agrarias, así como por la corrupción política que supone el caciquismo y castigado, además por la crisis de 1898.  Contiene una interpretación que podríamos considerar historiográfica sobre las causas del fracaso del régimen liberal, pero es una fuente  primaria para el estudio del pensamiento de Joaquín Costa y el regeneracionismo.

Comentario: El texto fue escrito por J. Costa en un contexto histórico marcado por la crisis de 1898, año de la Paz de París y la pérdida de los últimos restos del Imperio colonial (Cuba, Puerto Rico, etc.)[1]. Este hecho sumió a la sociedad y a la clase política española en el desencanto y la frustración. España quedaba relegada a un papel secundario en el contexto internacional. Aunque a corto plazo hubo estabilidad política y económica en poco tiempo empezaron a surgir movimientos regeneracionistas que contaron con respaldo en las clases medias y cuyos ideales resumió Costa, que proponía abandonar los mitos de un pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad y alfabetizar a la población ("escuela y despensa y siete llaves al sepulcro del Cid"). Además defendía la necesidad de organizar la economía al margen del turno dinástico, eliminando el caciquismo y con transparencia electoral, y también la necesidad de organizar la economía al margen del turnismo. En el texto encontramos la formulación explícita de sus dos ideas principales, ya mencionadas, ya que dice que quien depende para su sustento de otras personas (“el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas… no puede el día de las elecciones votar a quien quiere”) porque teme atraerse la enemistad de quien le da ese sustento y, por tanto, votará a quien éste le señale. Lo mismo ocurre con quienes no han tenido acceso a una educación básica, porque “el que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que ir conducido por un lazarillo”, es decir, una persona instruida, que no le conducirá a donde a él le conviene, sino a donde les conviene a los instruidos, que sí saben lo que les interesa.
 Además de este resurgir del regeneracionismo, la crisis de 1898 tuvo otras repercusiones:
ü              En la política, los partidos dinásticos empezaron a sufrir luchas internas.
ü           En la economía, la industria catalana perdió un excelente mercado para sus productos y unas materias primas baratas, pero logró atraer los capitales de los indianos enriquecidos.
ü         El ejército se sintió gravemente humillado y reaccionó con acritud ante las críticas.
ü        Muchos intelectuales dejaron los partidos dinásticos y se alinearon con la oposición.
ü                    Los movimientos nacionalistas crecieron mucho, sobre todo en el País Vasco y en Cataluña.

Idea principal.- Es una formulación de la idea fundamental de Joaquín Costa: El régimen liberal ha fracasado porque no ha sabido ver que, por muchas leyes que se dicten, la libertad no puede consolidarse sin una mejora importante de las condiciones económicas de la población y el progreso en la educación de ésta, pues ambas cosas son imprescindibles para lograr un electorado libre e independiente que pueda acabar con el caciquismo y sentar las bases del progreso.




[1] La fecha de publicación que transmite la Coordinación de la EVAU (1902) es errónea. La tierra y la cuestión social es el título de una colección de ensayos que se publicó en 1912, un año después de la muerte del autor. El ensayo concreto al que pertenece este texto se publicó en 1904, con el título La cuestión de las tierras a propósito del caso de La Solana, que comenzaba con una introducción llamada “Por qué abortó nuestra revolución política”.

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